Parece que el tema del ladrillo de la semana pasada ha gustado. He recibido 32 respuestas de gente, casi todas emocionadas con el cambio, pero lo más interesante han sido las tres quejas que más se han repetido:
El precio no va a bajar el 75% en los próximos años. Pues quizá no, pero ¿qué coño importa? Obviamente es una boutade con intención de provocar. Hace un año, cuando empecé a escribir más aquí, escribí sobre cómo uso Twitter. Esto va de lo mismo. Me da igual que tarde una año o diez. Tampoco sabemos cuándo aparecerá otro cisne negro que lo cambiará todo. O si nunca aparecerá. O si ya pasó -que es mi creencia, por cierto-. Lo que me divierte es ser parte de los que nos emocionamos con estos cambios.
El tiempo de construcción es clave en el precio. 100% de acuerdo con ello. Y quizá debería de haber desarrollado más esa parte, porque es obvio que esa es la parte que ya está solucionada. Simplemente quedan abrazar las economías de escala de dos temas: las casas prefabricadas y las impresoras 3D. Dejo dos vídeos, que es más divertido: uno en México, para comunidades pobres que viven con menos de 3$/día. Otro en Coachella Valley, California.
El suelo es un recurso escaso y todo el mundo quiere vivir en los mismos sitios. En realidad, este es el único compelling argument que hay, porque aquí toca discutir de Ciencias Sociales, que son algo así como lo que es Coldplay a la música o la paella a la comida: por mucho que aprietes los puñitos siguen sin ser lo que prometen.
Peeeeeero el realidad hay una cantidad de fuerzas que están presionando al mismo tiempo para que esta resistencia se rompe. Verbigracia:
Transporte: el abandono de los coches con propiedad y como deseo aspiracional, el desarrollo del nivel 5 de conducción autónoma o el abrazo del uso de los transportes colectivos -especialmente tren; la liberalización del sector en España es solo un ejemplo- hacen que repensemos las ciudades de otro modo.
Trabajo: no creo que sea yo el único que aprecie el cambio de tendencia, pero cuando los despachos de abogados (aquí, aquí…) ya te dejan teletrabajar dos días a la semana o PwC ofrece 100% remoto como opción libre creo que es señal clara de que hemos pasado el límite del hype.
Telecomunicaciones: no hay mucho que explicar aquí
Educación: el modelo híbrido ya está y seguirá asentándose y va en paralelo al desarrollo de la educación personalizada -que no significa más especializada o más generalista, sino simplemente más individualizada-. De las carreras básicas se pasó a las carreras hiperespecializadas. De ahí se pasó a las dobles o triples licenciaturas. De ahí se ha abrazado el Open Curriculum (Brown lleva 50 años con ello, pero las pequeñas universidades top USA como Wesleyan o Vassar continúan robando talento año tras año con ello, al igual que las británicas, así que otras como NYU o Yale ya se han lanzado este año aprovechando el cambio) y el nacimiento de nuevas universidades como Minerva lleva a ello. En cuanto a los colegios y la educación básica, la infraestructura ya existe para aceptar a la gente volviendo de las ciudades. Van a ser unos buenos años para los profesores que quieran abandonar Madrid y Barcelona.
Sumemos nuevos factores: DAOs, incremento de la competencia impositiva por trabajadores de alto valor, desaparición de la relación con los terruños, aumento de la seguridad en países en vías de desarrollo, facilidad para generar nuevos entornos relacionales, desapego a la propiedad física y al compromiso, etc., etc., etc. Y lean esta maravilla de Tomás Pueyo.
Esta misma semana hubo una charla sobre el tema muy interesante organizada por Sifted:
Por cierto….
Y algunas startups que he visto estos días ayudando a que todas esas tendencias revienten el sector:
Hyperspec: en un mundo en el que la conducción autónoma es basada en mapas (Waymo, Cruise, Argo…) y únicamente Tesla lo hace con sensores (digresión aquí: este es el truco de Tesla; sus sensores no están disponibles para los OEMs, no cómo los patentes del coche, que sí lo están. ¿Por qué? Porque VW, Audi, Mercedes lanzando eléctricos son marketing para Tesla; pero Apple o Microsoft lanzando un coche son un riesgo para su masterplan). Hypersec va a por ambos, hardware y software. Y tiene dos buenísimos clientes: Amazon y Honda. Sólo espero que Amazon no lance coches como su hardware.
CarbonLighthouse: una consultora que ha pivotado a SaaS, para que las empresas de Real Estate controlen su descarbonización.
Boundary: Barcos de carga que funcionan con hidrógeno. Y además son hydrofoil, así que molan estéticamente. Por la ría de Bilbao se han visto unos cuantos prototipos. Y Flexport va a muerte con ellos.
Para darles hidrógeno, por cierto, tenemos a Ecolectro.
Superjoi: me parece una apuesta preciosa para descentralizar aún más la economía descentralizada. Ante el riesgo de depender mucho de un canal (YouTube, TikTok…), los creadores pueden convertirse en empresas de contenido multicanal con el funding de los fans.
Circe: frente al hype del la comida plant-based -algún día tendremos que hablar de esta mentirita hipster propagada por indigentes intelectuales (menos comprar droga y más prepararla en casa y ya me contáis) que contamina más que docenas de vacas haciendo la digestión después de una fabada-, Circe busca atacar los procesos con ingeniería para que la ternera o el chocolate se sigan pudiendo producir con menos impacto, vía plantas de fermentación de gas y creando las grasas en laboratorios.
Tienen detrás a tres de los fondos más pirados que hay ahí fuera: Elementum, Ponderosa y Undeterred Capital. Si queréis ver el futuro, echadle un ojo a dónde invierten.